domingo, 29 de dezembro de 2013

Cómo festejar Año Nuevo: Rituales, misterios....


Fin de año no es exactamente una fecha espiritual o cósmica, en el sentido de que no está en acuerdo a ningún ciclo de la naturaleza, como las estaciones o los sistemas astrológicos que son regidos por el movimiento de los astros.

Que el año nuevo se inicie el primero de enero fue una decisión de los tiempos del Imperio Romano, por Julio César, cuando fue creado el calendario Juliano.  Antes de los cambios introducidos por Julio César, el calendario romano empezaba el primer día de marzo. Como en enero  los cónsules de la antigua Roma asumían el gobierno, se cambio el inicio del año para el primero de enero, lo que fue mantenido posteriormente en el calendario gregoriano.

Vivimos desde entonces de acuerdo a calendarios (tiempos)  políticos y no naturales. Podemos entender que esto contribuye con la desconexión de nuestra cultura con la naturaleza y en consecuencia toda la destrucción y violencia contra la vida. Por eso muchas personas piden la vuelta de los calendarios basados en los ritmos cósmicos. 

Aun no es una realidad, pero en nuestro día a día podemos buscar este conocimiento y tratar vivir de acuerdo con el flujo natural de la vida, lo que nos ayuda a sentirnos en harmonía, tener más vitalidad y salud.
Año Nuevo no es una fecha natural, pero si profundamente marcada en nosotros culturalmente como un momento de inicio y así lo podemos aprovechar. Es un momento en el cual el ambiente queda más ligero debido a las celebraciones, cuando nos damos permiso para salir de nuestros papeles habituales, tener vacaciones, o sea, estar un poco más libres.

Dios Jano

En el Imperio Romano el primero de enero era dedicado al dios Jano, dios de los portales,  quien tendría dos rostros, uno que mira hacia adelante (futuro)  y otro hacia atrás (pasado). Así nos encontramos en Año Nuevo, revisando  el año que paso y proyectando el año que se inicia.

Y esa es la primera recomendación: revisar y proyectar!

¿Cómo?

El día 30 y 31 podemos hacer una gran limpieza en nuestra vida, interna y externamente, ya que son las dos caras de la misma moneda. Podemos dedicarnos a limpiar nuestra casa, vaciar nuestros cajones y armario de aquello que no necesitamos, lavar todo lo que está sucio, reciclar o echar fuera lo que está roto. Podemos extender esta revisión a nuestro interior, y sin culpas ni juicios destructivos, evaluar nuestras acciones y estados emocionales durante el año que pasó. ¿Amé tanto cuanto podría? ¿Me permití? ¿Tomé decisiones por miedo (al rechazo, a la pérdida, al castigo) o por amor (a mi, a la vida, a los otros) ¿Hice lo que vibraba en mi? Me acomodé? ¿Fui una víctima o dueña de mi durante el año?¿A cuántas personas herí  juzgando y criticando? ¿Acepté la vida, a mí  y las personas como se presentaron?  Reviso y acepto amorosamente todo lo ocurrido, pero  con el ojo de la consciencia abierto para ver como fui durante el  año, no como fue el año.

 En algunas tradiciones se dice que antes del Año Nuevo debe limpiarse todo el polvo de la casa, para que nada viejo llegue al nuevo año….también en ese día se limpian las cenizas de los inciensos que fueron quemados todo el año.

Ya el día primero del año debemos mirar hacia adelante! O sea, planear, crear, festejar, nutrir lo que vendrá. No significa hacer listas rígidas de objetivos, pero podemos escribir nuestras listas de intenciones. Algunas personas lo hacen de forma muy artística, creando su collage con las imágenes de su futuro.  Podemos también esculpirlo, bailarlo, pintarlo, cantarlo. A través del arte podemos unir el movimiento, las emociones y la consciencia, focalizados en un objetivo, así como en los rituales. Podemos también orar, que es un estado superior de consciencia en el cual el corazón se abre como una flor. No es un estado en el cual exigimos o negociamos con un Dios de barbas, si no que es un instante en el cual aceptamos la gracia de la vida así como ella es…y la gracia entonces se puede manifestar…

Por muchos años el día primero me escribía una carta a mi misma con las intenciones para el año y la mantenía  cerrada y olvidada hasta el día 31 de diciembre, cuando la leía. Siempre me causaba mucha emoción recordar cómo había empezado el año. A veces había alcanzado mucho más de lo que imaginaba. Otras veces la vida me había llevado por caminos totalmente inesperados.

También es el primer día del año cuando consulto el IChing o el tarot.  Aunque ambos son sistemas en continuo cambio, sé que en ese momento tiene un mensaje transcendente.

En las tradiciones esotéricas cuando un ciclo se inicia  la manera en la cual lo vivimos marca todo el ciclo. Cómo despertamos y lo que hacemos temprano por la mañana marca todo el día. Cuando es nuestro cumpleaños, así como lo celebramos crea una influencia para todo el año. Cuando completamos ciclos de 11 años, la forma que vivimos ese año se refleja en los próximos once años. De la misma manera así como pasamos nuestro primer día del año tiene su reflejo en nuestro año.  No recomiendo pasar el día borracho. Ni comiendo hasta hacerse daño.  Tampoco deprimido en algún lugar oscuro………………ni durmiendo agotado por las fiestas……

Buenas formas de pasar este día pueden ser: estar con personas queridas, estar en la naturaleza, cuidarse y darse gustos durante el día, cuidar amorosamente a personas que necesiten, liderar, meditar, tener un día muy sano y vital, darse un día abundante, lujoso, atreverse a hacer algo nuevo que quieres introducir en tu vida…… Cada uno escoge de acuerdo al estilo de vida que quiere llevar en 2014, aquel que vibra consigo.
Si quieres ir más allá en tu ritual de inicio de año entonces puedes tomar los doce primeros días de enero  como los doce meses del año y cada uno de esos doce días vivirlos de la mejor manera. De esa manera creas aun con más intención un buen año para ti.  También puedes anotar los hechos que ocurren en esos doces días, pues pueden ser señales de lo que ocurrirá en ese mes.

El día 31 miramos para atrás, el día primero miramos para adelante y a media noche estamos en el presente absoluto. Viviendo aquello que se presente, con simplicidad. Feliz Año Nuevo!
 by Maria Soledad



segunda-feira, 23 de dezembro de 2013

El Árbol de Navidad y su Simbolismo



El Árbol de Navidad es uno de los símbolos más conocidos de la navidad, junto con la estrella, Santa Claus, los renos. Muchas veces las personas se preguntan el motivo de estos símbolos, sobre todo en los países tropicales donde carecen casi totalmente de sentido. Estos símbolos están sobre todo relacionados con las poblaciones nativas del norte de Europa, así como de Rusia. Podemos decir que son símbolos chamanicos, pues hacían parte de rituales de vida, bien estar, transcendencia practicados por estos pueblos.

El árbol es un símbolo más universal: el árbol de la vida, el árbol del mundo, el árbol como metáfora del hombre. Los arboles de forma majestuosa expresan el movimiento de la vida, con su tronco y su movimiento ascendente que nasce de las profundezas de la tierra y se dirige siempre hacia arriba, siendo un gran eje de conexión entre el cielo y la tierra. Contiene en si las cuatro direcciones y los tiempos pasado, presente, futuro.

Santa Claus es originalmente un chamán, con sus renos, que son animales sagrados en el norte de Europa, y que lo llevan en  la jornada chamanica, donde todos vuelan. Algunos atribuyen el vuelo al uso de la  Amanita Muscaria, el champiñón mágico que nace abundantemente debajo de los árboles y que también es consumido por los renos. Otros dicen que es gracias al ritual, cuando el chaman toca su tambor hecho de la piel de las renos y abandona la realidad visible para penetrar en los mundos invisibles. La Amanita Muscaria es roja y blanca, así como la ropa de Santa Claus y de los chamanes que se vestían con abrigos de piel roja y blanca y botas negras cuando salían a recoger los champiñones mágicos.

Ellos se dirigen a la morada de Santa Claus, en el Polo Norte, donde los pueblos antiguos del hemisferio norte dicen que la vida y la consciencia en el planeta tuvieron origen, gracias a la irradiación de la Estrella Polar. Ella se encuentra en la constelación de la Osa Menor y es la única que se mantiene fija en el firmamento en el correr del año y por eso sirve de guía. Podemos entender entonces la importancia de este símbolo en el alto del árbol navideño, representando la consciencia superior, cósmica.



La celebración de Navidad está dirigida al hemisferio norte, cuando la población se prepara para un largo invierno. Es el día más corto del año y el sol entra en capricornio donde la energía solar se siente contraída, limitada. Es un momento de introspección, revisión y renacimiento. Algunas personas se pueden deprimir, sentirse sin vitalidad. 

Los chamanes traían la celebración, la transcendencia, así como debería hacerlo la fiesta de Navidad. Recordarnos que la luz está, aun cuando no la vemos. Es el misterio de la vida que se revela: el sol se aleja, la oscuridad llega a su máximo, como ocurre en muchos momentos en nuestras vidas. De ese movimiento nace el retorno de la luz, el camino de vuelta. Sumergimos en la profundidad de la tierra, las raíces del árbol, de allí brotará en el momento correcto  la nueva vida que se manifestará en el verano, los frutos, que son las bendiciones del cielo. Nada es fijo, todo está en movimiento y no depende de nosotros.

Son los verdaderos regalos y no los juguetes de plástico con los cuales muchas veces tratamos de llenarnos sin éxito, porque solo ocupan espacio externo.

                                                                    by Maria Soledad




Misterios Navideños: Celebración de la Luz



La navidad es una de las principales celebraciones del catolicismo, pero en verdad, como la mayoría de las fiestas católicas, corresponde a conmemoraciones tradicionales que existían desde siempre en la mayoría de las culturas. Estas culturas tenían una profunda conexión con la naturaleza y sus ciclos. Celebraban los solsticios, equinoccios, el tiempo de la cosecha, los cambios de luna, sabían el efecto que tenían sobre la tierra y las personas.

Actualmente vivimos desconectados de los ciclos naturales de la vida y las fiestas adquieren un carácter comercial, desprovistas de la sabiduría que nos puede llenar de sentido.

En el inicio del cristianismo, la iglesia buscando sincretismo de sus rituales con los tradicionales, para ser aceptada, transformó las fiestas que ya existían en sus propias fiestas. El día 25 de diciembre en el calendario Juliano corresponde al día 21 en el calendario Gregoriano. Cuando hubo el cambio del calendario Juliano  para el Gregoriano se mantuvo el día 25 como fecha para festejar el nacimiento de Cristo.

 El día 21 de diciembre corresponde en el hemisferio norte al día más corto del año, cuando el sol alcanza el máximo distanciamiento e por ello reinicia su camino de vuelta. O sea, la luz vuelve, aun que no sea visible y que por delante haya un largo invierno. Así como Cristo, cuyo nacimiento representa la vuelta de la luz a la tierra después de un largo periodo de oscuridad.

 En el hemisferio sur tenemos lo opuesto, es el día más largo del año, el sol en su punto más radiante. Por ello en el hemisferio sur la navidad en verdad corresponde a la fiesta de San Juan, el 24 de Junio, cuando la luz vuelve en el solsticio de invierno: el nuevo ciclo aun invisible naciendo en la profundidad y que se manifestará en la primavera o verano
                                               by Maria Soledad



                                                    Foto: Steven DaLuz